LA DERIVA . .

  • Categoría de la entrada:Opinión

A menudo, en el debate sobre la pena de muerte, por ejemplo, para descalificarla y negarla se aducen razones de posible inocencia no demostrada, de culpabilidad incapaz de desmontarse para que reluzca, exactamente, la inocencia incuestionable , para denigrar de la pena de muerte, cuando uno cree que ese no es el debate, que tal tipo de condena a la pena capital es intrínsecamente mala e inhumana, porque se trata de defender un asesinato de manera “oficial”, a manos de un servidor público, de una vida humana, de un individuo culpable o inocente, adulto y reo del mayor rechazo social si es preciso, sujeto al horror de sus hechos y maldades, pero jamás a favor de la sentencia y la pena que quiera acabar con su vida adulta.

            Algo parecido, en otros términos, está ocurriendo con el tema de la regulación del aborto, y uno vuelve  a creer cuanto considera, exactamente, que en el citado asunto se está derivando la argumentación, casi de modo exclusivo, hacia el tema de la malformación como gran coartada para dar vía libre a la regulación necesaria, cuando, seguramente,  el quid se encuentra en el respeto a la mujer, como exclusiva y natural protagonista de la viabilidad de alojar en su vientre el inicio de una futurible existencia humana, cuando solo es un par de células, cuando solo es una circunstancia natural, cuando, en todo caso, es un trauma, una tragedia que se presenta en el ciclo vital de la mujer y solo de la mujer, que es por eso mismo la única responsable de acabar o no con esa circunstancia vital, porque por eso mismo y nada menos que por eso mismo la única razón que se debiera tener en cuenta y que, por lo tanto, se debiera defender es la regulación por razón del tiempo a partir de la concepción producida, es decir la razón  y la posibilidad de abortar según los plazos legales admitidos, consensuados y legislados a fecha de hoy, sin que, y esto es fundamental, la mujer no se haya de ver en ningún caso obligada a explicar a nadie ninguna razón,  si no es su voluntad la única responsable de acabar con  la contingencia indeseada, es decir con el embarazo no deseado, . .  .porque nadie es nadie para obligar a una mujer a tener o no tener un hijo.

            Y tal vez cuando se entienda así el enfrentamiento al horror nauseabundo e infame que desean imponer será más contundente, palmario, unificado y respetable con las mujeres, porque habrán de ser ellas las que decidan, sufran, gocen, deseen o no.

            Y en esa línea de “derivaciones” interesadas la bastardía en la manipulación puede llegar  a ser grosera y cruel hasta la arcada.

            Como por ejemplo cuando se aduce la necesidad de la congelación del salario mínimo, 645 euros con los que es imposible ni siquiera malvivir, con el malsano y vil argumento de que “siempre será mejor eso que nada”, en boca de los responsables políticos que deberían ser los primeros en avergonzarse de ese abuso tan inadmisible e injusto, condenando a los desgraciados a conformarse con el horror de vivir miserablemente, mientras a pocas manzanas de sus tabucos, seguramente, el lujo no tiene límite y los sueldos altos, altísimos suben y suben cada año, . .  .¿tal vez porque ellos no tengan que conformarse y los parias sí?. .  .pues por eso, como para seguir amancebados en la cruel hipocresía de nuestra clase dirigente.

Madrid  1 – enero – 2.014