La calidad de las aguas para el baño es un año más la gran asignatura pendiente en la mayoría de las playas de la Costa del Sol.
Redactores de SUR han realizado entre los días 16 y 20 de julio una inspección del litoral desde Estepona hasta Nerja, y han sondeado a los bañistas para conocer el estado general del primer recurso turístico de la provincia. Y la primera conclusión es la presencia habitual de natas -y de basura, de forma ocasional- en la superficie. Este es también el principal motivo de queja de los usuarios.
La contratación de embarcaciones »quitanatas» en los municipios costeros y la limpieza diaria de la arena sólo palia en parte una situación que tiene su origen en el retraso en la conclusión del saneamiento integral para el tratamiento de aguas residuales de la provincia.
La dotación ha aumentado en siete buques de limpieza respecto al verano anterior (ahora operan 18), pero sigue siendo a todas luces insuficiente. De hecho, la costa catalana, con una extensión y problemática similares a la de la Costa del Sol, afronta este fenómeno con 126 barcos.
Aguas residuales
Respecto al saneamiento, desde el verano pasado no se han producido cambios y la mitad de los pueblos de la provincia sigue aún sin depurar sus aguas. Por zonas, la Costa Oriental está peor que la Occidental. Destaca la mala situación de Nerja, con patentes bancos de suciedad en la superficie. IU denunció esta semana que el municipio aún carece de depuradora. La de Torrox, así como la ampliación de las de Benalmádena y Fuengirola están en obras.
En Torre del Mar, las quejas por la presencia de natas, peces muertos y residuos flotantes son habituales. La capital, Torremolinos, Benalmádena y Rincón de la Victoria tampoco se escapan a las temidas natas.
En el extremo opuesto se encuentran los casos de Estepona y Marbella (salvo en La Venus), donde la calidad de las aguas es muy superior y se ven menos afectadas por este problema. Fuengirola y Mijas se sitúan en un punto medio, y ofrecen por lo general un aspecto del agua más saneado.
El estudio también ha tenido en cuenta otras cuestiones que preocupan a los malagueños y turistas, como es la dotación de duchas y aseos. En la capital, Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola y Marbella todas cuentan con un número adecuado de lavapiés, y su funcionamiento es óptimo en la mayoría de los casos. También disponen de aseos públicos. En este apartado destaca el caso de Torrox, que cuenta con casetas de aseos -cuya higiene es muy aceptable- y vestuarios.
Equipamientos
Sin embargo, el funcionamiento de las duchas a lo largo de los 20 kilómetros del litoral esteponero es una de las principales quejas de los usuarios, ya que la presión del agua es escasa. Además, este servicio no está disponible en la playa del Pirata -en las proximidades de Los Granados- donde los bañistas deben acudir a las urbanizaciones para ducharse.
En Torre del Mar hay puntos para refrescarse pero no aseos (lo mismo ocurre en Rincón de la Victoria) mientras que en Benajarafe y Chilches éstos funcionan de manera irregular, con muchos de ellos averiados y con baja presión.
También se ha analizado la dotación de equipamientos. En este punto, todos los municipios estudiados ofrecen asistencia al baño para discapacitados, así como entretenimientos infantiles y jardines para el descanso, aunque con distinto nivel de cuidado. En la capital, destacan El Dedo (El Palo) y Misericordia.
Marbella dispone además de una playa nudista en Artola-Cabopino y zonas de aparcamiento. En Fuengirola, la de Las Gaviotas fue una de las primeras de España en estar totalmente adaptada para minusválidos. En la Axarquía, en todo el litoral veleño sólo Torre del Mar ofrece asistencia para discapacitados, que también está disponible en municipios como Torrox, Nerja y Algarrobo.
Estos datos suponen una llamada a la reflexión. Pese a los esfuerzos por ofrecer playas cada vez más completas y equipadas, la baja calidad del agua puede suponer un peligroso escollo para el desarrollo turístico de la Costa del Sol.
En esta información han participado: A. Peláez, M. Periáñez, A. Chaves, E. Cabezas y J. Lorente.
DIARIO SUR