SOBRE LA IRA

  • Categoría de la entrada:Opinión

Promocionando, a su vez, con ahínco y determinación, el resentimiento y la irritabilidad, como siempre, desde que el hombre se organiza en bandas a las órdenes de sus jefes y señores, al redoble de las marchas e himnos triunfales, flanqueados los líderes y próceres por banderas ondeando al viento, enhiestas alrededor de los mástiles que terminan en puntas de lanza, desde sus estrados, avivando la ira de las multitudes, hasta la enfervorizado ardor que niegue toda capacidad de reflexionar, de empatizar, de desarrollar valores en declive como la solidaridad, la generosidad e incluso, por qué no, la compasión.

Encendida pues la ira de los pueblos, en nombre de sus dioses y sus civilizaciones, por el puro egoísmo de seguir asegurando el estatus que “les aseguran” que están a punto de perder, si no levantan empalizadas, expulsan a quienes sean señalados, odian con patriotismo encendido, vociferan, aúllan, amenazan . . . sin llegar a mayores porque el chiringuito del poder vive y muy bien a costa de todos ellos.

Desde el mismo corazón del Imperio, con las expectativas de las elecciones que se celebrarán en Noviembre, con dos candidatos demasiado indeseables, erigidos en un rechazo y en una adhesión intercambiables, alimentando el odio a través de la ira desbocada, a través del rencor y el resentimiento, sin límite, para enardecer la sinrazón y embaucar los instintos más bajos, esos mismos instintos en los que es tan fácil caer.

Perdidos en la ausencia de valores y principios que creímos humanos, que incluso suelen predicar, ¿farisaicamente? . . . las iglesias de las doctrinas del amor y la fraternidad. Ya no está de moda practicar con naturalidad la solidaridad, la generosidad, el respeto, la empatía, el esfuerzo, el sacrificio, el coraje por alcanzar la nobleza en los medios y en los finos.

Cuando la rabia es un magnífico catalizador para que los nuevos líderes hocen en ese odio que tan rentable les resulta. Desde las salas de despiece, como si de un matadero se tratara, que son los nuevos programas de prime time, en los que se aprende a descuartizar al otro con la ira enfebrecida hasta extremos groseros, obscenos, peligrosos y que, sin embargo, consigue tanto seguimiento, tan entrega . . . tal vez porque nos están convenciendo que la ira también nos puede resultar rentable si logramos aplastar . . . al otro, al diferente, al débil, al refugiado, al inmigrante . . . aunque no haya ninguna razón que nos logre convencer de que nuestro odio nos vaya a hacer mejores, . . . cuando de lo único que se trata es de “qué hay de lo nuestro”.

 

  Torre del Mar julio – 2.016