Foto va para ser compartida, respuesta de vuelta socorrida y de nuevo foto, frase, gracieta, vídeo, chisme, desahogo, secreto, chiste, . . . y así hasta el infinito ensimismado, entre quienes pactaron que pueden y desean no dejarse de llamarse y estarse al tanto, por no sentirse solos, para estar en el instante ideal y esencial de la noticia que ha de conocerse a la carrera.
Porque nada puede esperar, el tiempo se ha reducido al chispazo y la pulsión inevitable, en un relampagueo constante de mensajes e imágenes, para no poder de dejar de vivir sin vivir en ellos mismos los iniciados de los guasaps que no cesan.
Para que nadie se deje angustiar más allá de la pura histeria, cuando es tan fácil y urgente compartir y dar a conocerse, como si el desvalimiento impulsara a la comunicación obsesiva, recíproca y sinsustancial de las nuevas posibilidades de estar en contacto sin desmayo.
Para que la prudente reserva de sentirse a solas no ahonde el vértigo de no saber dejar de “guasapear”, dale que dale, para que se sepa dónde estoy, que veo, que pienso, que digo . . .y así hasta la extenuación, porque no se puede dejar de estar en vigilante autocomplacencia compartida, el grupo reunido sobre sí mismo, para que nada se les escape a los “guasapeadores” de gran pericia.
En un mundo nuevo que se anuncia “distinto” como poco para quien, probablemente, tiene otro tempo que puede llegar a chirriar con tanta inmediatez tecnológica y puesta al servicio de la comunicación exhaustiva.
Torre del Mar 6 – enero – 2.013