Las llamadas toallitas, que están hechas de una fibra natural como el algodón o sintética como el poliéster, se han extendido al uso higiénico en todo el mundo occidental. Están fabricadas para no deshacerse mientras se utilizan, de ahí que cuando estén húmedas mantengan su estructura y no se rompan cuando las restregamos. Por este motivo, mantienen su estructura en el sistema de colectores y depuradoras que, aunque albergan canastas especiales para realizar el triaje y su separación, como en el caso de Málaga, a veces, y debido a las aperturas de la carga por los aliviaderos, acaban en el mar. Por eso, los días que hay temporales, tormentas o fuertes vientos suelen terminar inundando las playas. Además, su consistencia es tal que termina siendo un residuo muy voluminoso al unirse unas con otras precisamente a través de sus fibras. Eso es justamente lo que ha pasado en esta ocasión, que se han ido uniendo unas con otras y han acabado taponando las mismas tuberías, que distribuyen las aguas residuales hasta las depuradoras